El primer L.P de LA CONQUISTADORA fue Producido por Larry Harlow para el sello VAYA, una subsidiaria del sello FANIA que se diò el lujo de grabar cuanta banda de barrio surgiera en los 70, con la fortuna de que los músicos que tocaban en las bandas tuvieron la única oportunidad de entrar a los estudios,lo que le diò autenticidad a éstas grabaciones donde la pasión y las ganas de salir adelanta reemplazaban el profesionalismo y la experiencia.

Revisando los créditos de la primera Producción nos encontramos al pianista OSCAR HERNÁNDEZ aportando arreglos y al conguero EDDIE MONTALVO, bien podrían ser las primeras grabaciones de éste par de estrellas salseras, que como casi todos entraron por la puerta trasera de la Fania apoyando las Orquestas latinas de segunda categoría y que a punta de talento y disciplina, además de buenas conexiones (Montalvo fue recomendado por LAVOE para las Estrellas de Fania) llegaron a convertirse en leyendas vivas de nuestro universo salsero.

Para el año 74 sale la segunda Producción de MARTY GALAGARZARZA Y LA CONQUISTADORA titulada: “PINOCHO”, tema bandera del disco que recreaba en clave de salsa un clásico de la literatura infantil. El vocalista seguìa siendo ROY CARMONA y el repertorio se paseaba por las temáticas festiva, social y amorosa del momento.

Después de éste L.P perdimos de vista a Galagarza, lo volvimos a encontrar en los 80 con una soberbia producción hecha en Puerto Rico con los arreglos de JORGE MILLET titulada “CONCIENCIA” , grabada con los mejores músicos de la isla, amplificando su sonido de trombòn a una tripleta perfecta conformada por: RAFFI TORRES, WILFREDO ROSARIO y LUTTI MALDONADO. Nos impactó un tema de corte religioso: “ENEMIGO PERDONADO”, el alboroto de “LA MULATA CARIDAD” y la soltura de los trombones en “MADRUGADA”.

Las voces estuvieron a cargo de los jóvenes CHEO COLON e ISRAEL PÉREZ, se notó la mano de Jorgito Millet “LA MARAVILLA” en ésta soberbia Producción.

Apuesto a que tu lo bailas

Deudas

Que rico bombon

Bomba de corazón

Arrepentida

Jardin

La tristeza